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Homenaje de AguaGranada al pintor Miguel Lozano con la exposición 'La huella del maestro’

06.03.20

El último discípulo vivo de Morcillo, a sus 93 años y fiel representante de la Escuela Granadina, protagoniza una muestra antológica en 'Gran Capitán'

La Fundación AguaGranada inauguró el jueves 5 de marzo en el Centro Cultural Gran Capitán la exposición antológica dedicada a la trayectoria artística del pintor Miguel Lozano, de 93 años, y uno de los autores más representativos de la denominada Escuela Granadina que ha dedicado su vida a la docencia y que es el último discípulo vivo del célebre Gabriel Morcillo.

Lozano agradeció «el interés» que ha puesto AguaGranada en la exposición, concebida después de un hecho relevante: el autor se reencontró con un bodegón que pintó en 1947 que no había visto desde entonces y que está colgado en las paredes del Aljibe del Rey, sede de la fundación.

Ante el numeroso público que asistió la apertura de la muestra, uno de los comisarios de la misma, Juan García Pedraza, que comparte esa responsabilidad con Antonio Rodríguez Barbero, definió a Lozano como «el eslabón entre la Escuela Granadina y las nuevas generaciones de pintores» y «como un gran maestro de la pintura y el dibujo, además de un gran pedagogo”.

El primer teniente alcalde y secretario general de AguaGranada, Sebastián Pérez, habló de «una carga de emotividad» al presentar la exposición de Miguel Lozano como «un merecido homenaje que rinde esta fundación, que es canal esencial de la cultura granadina». El presidente de AguaGranada, Jerónimo Páez, dijo «sentirse muy reconfortado» por esta iniciativa.

Por su parte, Esteban de las Heras, director-gerente de AguaGranada, señaló a Lozano como «un pintor con mayúsculas y un artista incansable» que «ha procurado mantenerse escondido tras ese velo de pudor que es señal de nobleza de alma y de honestidad». Sobre las obras que pueden contemplarse en la exposición, De las Heras destacó «bodegones con una clara influencia de Zurbarán o Sánchez Cotán; personajes que bien podrían haber salido de los pinceles de Zuloaga o Benjamín Palencia; paisajes elegantemente sobrios como los de Camille Pissarro o con la serena sensibilidad de Marceliano Santamaría». Citó «composiciones de acusado claroscuro que recuerdan el tenebrismo de Goya o el dolor de la gente apaleada por el destino como retrató Gutiérrez Solana», que forman también parte de la muestra.




(De IDEAL, 6 de marzo de 2020)